Benito Juárez García nació el 21 de Marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, México. Fue un político mexicano. Nacido en el seno de una familia de indios zapotecas, Sin saber español, a los trece años, marchó a Oaxaca donde fue protegido de Antonio Salanueva. Estudió en el Seminario de la Santa Cruz y en 1828 ingresó en el Instituto de Ciencias y Artes, siguiendo la carrera de leyes. Recibió el titulo de abogado en 1834. Desempeñó los cargos de regidor del Ayuntamiento de Oaxaca en 1831 y en 1833 de diputado local. Dos años después, contrajo matrimonio con Margarita Maza.
Su llegada al poder
En 1846 fue elegido diputado en el Congreso Nacional mexicano, y tras dar su apoyo a Santa Anna, al que tomaba entonces por defensor de los principios liberales, fue designado gobernador de Oaxaca (1847-52). Sin embargo, a raíz del regreso de Santa Anna y la disolución del Congreso por éste (1853), Benito Juárez tuvo que exiliarse a La Habana y Nueva Orleans. Debido a la victoria del pronunciamiento liberal del Plan de Ayutla (1854), regresó a México y entró a formar parte del consejo de Estado del Gobierno de Juan Álvarez, y posteriormente desempeñó la cartera de Justicia (I855).
La guerra de reforma
En 1856 el gobierno del presidente Ignacio Comonfort dictó en 1856 las leyes de reforma que dieron cauce a la promulgación de la Constitución de 1857 y que eran las siguientes:
- El 26 de abril la que suprimía la coacción civil para el cumplimiento de los votos monásticos.
- En el mes de mayo el Estatuto Orgánico que debía regir al país provisionalmente mientras el Congreso concluía la constitución definitiva.
- El 5 de junio la que extinguía la Compañía de Jesús.
- El 25 de junio la más importante, llamada Ley Lerdo, inspirada por el ministro Miguel Lerdo de Tejada, para desamortizar los bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas. Por esta ley el clero no perdía sus bienes, pues solo se le obligaba a venderlos a sus arrendatarios, considerando que la circulación de esa riqueza beneficiaría a la industría y al gobierno.
En 1857, la situación llegó a ser delicada, tanto que este primer Congreso Constitucional, que había elegido a Ignacio Comonfort presidente de la República y a Benito Juárez presidente de la Suprema Corte de Justicia, confirió al Ejecutivo facultades extraordinarias para gobernar. El tenor de los hechos impidió incluso que se respetaran los artículos constitucionales relativos a las garantías individuales en tanto continuara la inestabilidad, la cual más que disminuir aumentó en una de las guerras más cruentas del país.
La constitución de 1857, a pesar de su moderación, causó gran revuelo entre los conservadores y las clases tradicionales, ante lo cual el presidente Ignacio Comonfort aceptó el Plan de Tacubaya (diciembre 1857), el cual estipulaba que cesaba de regir la Constitución y que el propio Ignacio Comonfort seguiría al frente del Ejecutivo, en otras palabras que haría lo que él quisiera (como innumerables líderes de las naciones han hecho a lo largo de la historia) gobernando con amplias facultades; convocaba a un congreso extraordinario que redactaría una nueva constitución de acuerdo con la voluntad nacional, cesando entre tanto a todas aquellas autoridades que no secundasen este plan.
De esta manera el 17 de Diciembre, el general Féliz Zuloaga, de acuerdo con Ignacio Comonfort, mandó a aprehender a Juárez, gran impulsor de la constitución de 1857 y el 11 de Enero de 1858 los conservadores depusieron a Ignacio Comonfort, quien previamente había liberado a Benito Juárez y éste de acuerdo con la Constitución, al faltar el Presidente de la República, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, que era el mismo Benito, asumió la presidencia del país. Pero, los conservadores no acataron el mandato constitucional y por su cuenta nombraron como presidente a Zuloaga y se apoderaron de la capital. Esto provocó que hubiera dos presidentes, y que estallara la Guerra de Tres Años (1858-1861), o Guerra de Reforma, entre liberales y conservadores.
Al principio las victorias fueron de los conservadores. Tuvo que trasladar su gobierno a Guanajuato y a Guadalajara, ciudad en la que estuvo a punto de morir a manos de la guarda de Palacio, atentado que logró impedir, con singular valentía, Guillermo Prieto. Salió del país por Manzanillo, pasó por Panamá para ir a La Habana y Nueva Orleáns, regresó por Veracruz y allí con cierto apoyo de Estados Unidos (quienes lo reconocieron como el presidente legítimo de México) instaló su gobierno y promulgó las Leyes de Reforma, cuyo propósito esencial fue separar la Iglesia y el Estado. En adelante, la Iglesia no debería tomar parte en los asuntos del Estado a lo cual se le llamó Movimiento de Reforma.
El origen de la guerra de la intervención tripartita
Estas medidas proporcionaron a Benito Juárez gran apoyo popular; dueño de una de las principales fuentes de riqueza del país (las aduanas de Veracruz), y apoyado por los estadounidenses, desató una guerra sin cuartel, y tras la derrota de los conservadores en San Miguel de Calpulálpam (22 diciembre de 1860) entró en la capital mexicana en enero de 1861. Después de su victoria, se enfrentó a una difícil situación financiera, por lo cual decidió suspender durante dos años el pago de la deuda exterior (julio 1861), lo cual motivó la llamada guerra de la intervención tripartita en México por los países acreedores (Gran Bretaña, Francia y España), cuya alianza sería rota por Gran Bretaña y España al notarse las intensiones de conquista de Francia.
La invasión Francesa y la Batalla de Puebla
El canciller mexicano Manuel Doblado, mediante hábiles pláticas logró que los ingleses y españoles desistieran y se retiraran. Sin embargo, los franceses enviaron una armada al mando del general Almonte. El conde Laurencez creía fácil vencer al ejército mexicano de Benito Juárez, por lo que, el 5 de Mayo de 1862 súbitamente asaltó a los fuertes de Loreto y Guadalupe, que defendían la ciudad de Puebla. El general Ignacio Zaragoza, al mando del ejército mexicano compuesto de 4800 hombres, se fortificó en la ciudad de Puebla para frenar al ejército francés, en ese entonces el mejor del mundo, que fue rechazado con grandes pérdidas al intentar repetidas veces tomar las fortificaciones imprudentemente jactándose de su superioridad militar, teniendo al fin que abandonar el campo y retirarse vencidos y perseguidos por la caballería mexicana.
La noticia del triunfo de las armas republicanas en Puebla llenó de entusiasmo a todo el país; sin embargo, si militarmente la batalla del 5 de mayo no detuvo el avance del ejercito francés; moralmente levantó a la República del concepto de desánimo y cobardía en que sus enemigos la suponían hundida.
La injusta intervención francesa despertó grandes simpatías por la nación mexicana en toda América y en los sectores liberales europeos; la prensa española, inglesa y francesa censuraba a Napoleón III y abogaba por el retiro de las tropas invasoras.
Sin embargo, en 1863 la ciudad cayó tras 72 días de asedio, y Juárez se vio obligado a retirarse a San Luis Potosí y de allí a Paso del Norte, en la frontera con EE.UU. Juárez volvió a encarnar la resistencia liberal, esta vez, además, contra un invasor extranjero que con el apoyo de los conservadores había entronizado al emperador Maximiliano.
La resistencia liberal de Benito Juárez
Mantuvo la presidencia y organizó como pudo la ofensiva desde el norte. Poco a poco las guerrillas fueron debilitando al ejército invasor y los problemas europeos y la protesta norteamericana obligaron a Napoleón III a retirar sus tropas de México, Maximiliano no pudo resistir y sitiado en Querétaro fue aprisionado y fusilado en 1867. De inmediato sofocó las rebeliones en Yucatán y el estado de México, y emprendió una gran obra educativa y de desarrollo económico.
Pero su decisión de prorrogar indefinidamente su mandato como presidente de la República fue un golpe de fuerza que empezó a crearle enemigos en el seno del partido liberal. Tras derrotar a las fuerzas de Maximiliano, que fue fusilado (19 junio 1867), Benito Juárez emprendió la tarea de reorganizar el Estado mexicano. Para ello redujo el ejército liberal, licenció al conservador y convocó nuevas elecciones generales (agosto 1867).
Sus últimos años
Sin embargo, Benito Juárez proyectó una reforma constitucional, por el cual se preveía el fortalecimiento del ejecutivo frente a las atribuciones del Parlamento y de los gobiernos locales, provocó gran agitación en los medios liberales que defendían la integridad de la Constitución de 1857. Elegido presidente para el período 1867-1871, tuvo que recurrir repetidas veces a la declaración de facultades extraordinarias, lo que debilitó la vigencia efectiva de la Constitución y su propio prestigio. Como compensación, delegó parte de su poder en los militares adictos, encabezados por el ministro de la Guerra, Ignacio Mejía, lo que no le preservó de constantes pronunciamientos, promovidos por los sentimientos localistas de los estados y el descontento de muchos de los caudillos militares surgidos durante el período de las dos guerras, los cuales consideraban al Gobierno de Juárez excesivamente monolítico y cerrado. Dispuesto a presentarse a la reelección en las elecciones de 1871, se enfrentó por esta causa a Lerdo de Tejada, quien se separó del Gobierno y formó un grupo que englobó a la mayoría de los diputados en el Congreso (diciembre 1870). Reelegidoa pesar de la oposición de lerdístas y porfiristas, que le acusaron de fraude (junio 1867), tuvo que hacer frente sucesivamente a la revuelta de Treviño (septiembre 1871) y a la más importante de Porfirio Díaz (noviembre 1871). Apoyado por el general Ignacio Mejía, Benito Juárez consiguió dominar los pronunciamientos, pero murió sin terminar su periodo en la ciudad de México el 18 de Julio de 1872.