Biografía de Pedro I el Grande

Pedro El Grande se perfila como uno de los personajes reformistas más importantes de Rusia, llevando a su nación, un poco por la fuerza, hacia una extraordinaria transformación que la acercaría a las naciones europeas occidentales, reorganizando el estado y el ejército, ampliando las posibilidades de la economía y haciendo que la población pasara de sus viejas costumbres a las modernas maneras de la Europa del siglo XVIII.

Juventud

Pedro Alexéievich, después conocido como Pedro el Grande luego de su grandiosa conquista del báltico, nació el 4 de Junio de 1672, hijo del zar Alejo Mijáilovic y de su esposa Natalia Narishkina. Eera el más chico de la familia y miembro de la dinastía Romanov y en 1682 sube al trono de Rusia, siendo proclamado sucesor de su hermano Teodoro III por la facción Narishkín. Pero pronto surgirían los problemas, ya que la facción Miloslavski junto con los Strelsí, tendrían a su propio candidato al trono en la figura de Iván V, hermanastro de Pedro. Tal disputa fue disipada con la regencia de Sofia, hermana de Iván ocasionando que él y su madre fueron relegados al campo.

Golpe de Estado

Sin embargo, no permanecería inactivo, su afán de conocimiento lo llevó a adquirir una formación intelectual y militar, y en 1694, a la edad de 22 años, lanza un golpe de estado contra la regente Sofía y contra Iván y se proclama Zar de Rusia. Después de adquirir el poder se dedicó a reorganizar el ejército y la flota, inspirándose en el modelo del ejército inglés.

Dos años después del golpe de estado, lanzó un ataque contra Asov, puerto que conecta con el mar negro y que pertenecía al imperio Otomano. Al año siguiente, viajaría por Europa (Francia, Alemania, Países Bajos, Holanda, Suecia, Inglaterra, Austria) estableciendo contactos diplomáticos en Alemania del Norte, Holanda, Inglaterra y Viena. Sin embargo en 1698 es obligado a regresar a Rusia para enfrentarse a una sublevación del partido nacionalista que se rebelaba en contra de la política reformista que Pedro estaba emprendiendo, buscando modernizar la nación Rusa a manera de las naciones europeas occidentales. Gracias a sus viajes por europa, pudo estudiar con detenimiento cómo se desarrollaba la vida económica y política de las potencias de la época, adquiriendo ideas que pronto usaría en su propia nación.

Reformas

Poco después de su regreso, emprendió la serie de acciones reformistas que transformarían a Rusia. Dentro de sus reformas más importantes se encuentran la creación del Santo Sínodo (asegurándose la división entre iglesia y estado, y el control gubernamental de la misma), la ampliación del número de contribuyentes estableciendo la recaudación de impuestos a cada uno de los varones de una familia, en vez de que los impuestos fueran recaudados por familia. Establece una división Provincial cuyas unidades a su vez se subdividen en distritos y cantones, creando una sociedad estructurada completamente. Crea monopolios sobre la sal, el tabaco, la resina y la potasa. También estimuló la iniciativa privada con intervención estatal. El desarrollo industrial se vio fomentado en los Urales, y en los sectores minero y metalúrgico. Dichas reformas económicas ayudarían a sostener su agresiva política exterior. Sin embargo todos estos cambios se realizan como fruto de un gobierno absolutista, de manera autoritaria, cosa que no es bien visto por la aristocracia ni por el pueblo, ocasionando graves sublevaciones y disturbios. En el ámbito militar, crea la leva obligatoria. En cuanto a su trato con la nobleza se muestra reservado y desconfiado con esta a causa de una posible revuelta de su parte.

Dentro de las reformas más radicales, se encuentran las destinadas a las costumbres de la población. Por ejemplo, a través de toda la nación se obligó a que los hombres se cortaran la barba, teniendo que pagar un impuesto si querían conservarla. Para las mujeres, era ahora su deber evitar el velo y la reclusión, debiendo presentarse en las reuniones y aprender los modos europeos.

Pronto se da cuenta de que la conquista del Báltico le abriría las puertas al contacto con las naciones occidentales europeas, Pedro El Grande decide conquistarlo. Para ello debe de enfrentarse con Suecia, que es una poderosa fuerza en la zona, y la confronta junto con sus aliados Polonia y Dinamarca, conflicto que se prolongó hasta 1721, conociéndose este como “Guerra del Norte”. En 1700 es derrotado en el puerto fluvial de Estonia, pero consigue apoderarse de él en 1704. Posteriormente, conquista los territorios suecos de Ingria, Carelia, Estonia y Livonia, consiguiendo la importante victoria de la batalla de Poltava derrotando a Carlos XII en 1709 y logrando asentarse en el báltico oriental, al conquistar Riga, Reval y Viborg. Tras la decisiva victoria de Poltava en 1709 y más años de guerra, firma el Tratado de Nystad en 1721, reconociéndole los territorios conquistados del Báltico, quedando su nombre para la posteridad como “El Grande”. En 1710 fue derrotado en el Prut por los turcos y perdió Azov, el territorio anteriormente conquistado, la salida al mar Negro.

La construcción de San Petersburgo

Luego de las campañas del Báltico y su decisiva victoria, funda San Petersburgo, destinándole grandes recursos y creando reformas que apoyaron la solidificación de esta ciudad, que poco tiempo después se establece como un importante punto de cultura, símbolo de la modernidad rusa, siendo después la capital de Rusia 12 años después. Sin embargo la construcción de San Peterburgo requirió no solamente de un grandioso esfuerzo económico, sino también un gran costo humano, empleando a unos 40 mil obreros que tuvieron que soportar las duras condiciones climáticas, muriendo miles de ellos en la formidable empresa.

Durante la construcción de San Petersburgo, no fue permitida ninguna otra construcción en Rusia y los hombres ricos fueron oblicados a construirse ahí una casa de dos pisos por familia.

En 1718 es forzado a quitarle la vida a su propio hijo, Alejo, quien se había convertido en líder de la oposición formada por la aristocracia conservadora Rusa.

Después, en otra hazaña militar conquista Derbent y Bakú, así como la cesión de las provincias litorales del Caspio en su campaña contra Persia entre 1722 y 1723.

Luego de una vida de grandes reformas que le llevarían a fundar el imperio ruso, Pedro El Grande muere en San Petersburgo el 8 de Febrero de 1725 y le sucede su esposa Catalina I.

Fuente.