Biografía de Juana de Arco

Juana de Arco se encuentra en el selecto grupo de personajes que en sus épocas salvaron a su nación de una conquista inminente. Sin embargo, su caso es todavía más sorprendente debido a las condiciones en que se dio su lucha contra las fuerzas invasoras inglesas: era mujer en una estructura militar dominada por hombres, la corta edad a la que se unió al ejército, el motivo por el cuál se le fue dado el mando del ejército fue de carácter milagroso; aludiendo a su designación divina como defensora de Francia cuya misión era coronar al rey Carlos “El Delfín” en Reims y su trágico final como mártir a manos de los ingleses.

La guerra de los cien años

Llegó al mundo en medio de un conflicto armado entre Francia e Inglaterra conocido como guerra de los cien años, que en realidad duró 116. El conflicto se había originado por un desacuerdo de sucesión donde el rey inglés Eduardo III (de los Plantagenet) pretendía ocupar el trono francés alegando que su madre Isabel de Francia era hermana del último rey francés (de los Capetos) Carlos IV, quien murió en 1328 sin descendientes aspirantes a la corona; los franceses por otro lado argumentaban que la corona no podía heredarse por línea femenina y cedieron el trono a Felipe VI, primo del fallecido rey. Más aún, existía un interés más profundo en los feudos que Inglaterra mantenía en Francia, donde poco a poco la influencia inglesa mengüaba cada vez más.

Juventud

Nació en Domremy, un poblado humilde al este de Francia en una familia campesina acomodada, aproximadamente en el año 1412. El nombre de su padre era Jaime de Arco; su hija Juana de Arco creció en el campo y no sabía leer ni escribir; sin embargo recibió de su madre una instrucción religiosa que le permitió desarrollar su fé en el cristianismo. Se dice que durante este período era apreciada por la comunidad por ser una niña muy devota y amable, quien se confesaba cada vez que podía y cuya meta era no cometer ningún pecado.

Las voces

A los 13 años comenzó a escuchar voces en su cabeza que al principio ignoró pero que tiempo después se volvieron cada vez más insistentes hasta el punto de hacerla tomar acción en consecuencia de ellas. Se dice que al principio las voces la incitaban a ser buena y llevar una vida devota y piadosa, y con el tiempo también le dictaron que su misión era comandar al ejército Francés en batalla, ayudar a Carlos VI “El delfín” a coronarse en Reims, y expulsar a los ingleses de territorio francés. Las voces de a menudo se complementaban con visiones del arcángel Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita, a quienes se les atribuyen.

Comando de los ejércitos franceses

Juana de Arco actuó en consecuencia de las voces que oía en su cabeza al tratar de unirse al ejército por medio de Baudricourt, quien la rechazó creyendo que se trataba de algún juego sin importancia. Posteriormente, cuando la situación francesa se agravó con el asedio de Orleans, el delfín fue obligado a refugiarse en Chinón; Juana pidió por segunda ocasión a Boudricourt que la llevara con el delfín: “Mi Señor, a quien pertenece el reino de Francia, me ha ordenado que llegue hasta el Delfín para que lo haga consagrar y ser rey, a despecho de sus enemigos.” Así pudo entrevistarse con el delfín, a quien reveló su divina tarea, no sin suficientes pruebas que respaldaran el origen divino de sus actos, como el de salir airosa en un engaño al hacer pasar a otro por el Delfín o hacerla examinar por varios teólogos que pusieran a prueba sus convicciones.

Habiendo superado todas las pruebas y con Francia en una situación desesperada, el Delfín decide confiar en ella y le otorga el comando de un ejército de 5,000 hombres con el cuál logra poner fin al asedio de Orleans y empujar a los ingleses al Norte, al tiempo que su fama y prestigio aumenta despertando verdadera devoción entre la población francesa, quien ya la ven como salvadora. Ssempre combatía en primera línea y sufrió varias heridas durante sus batallas; además, sólo partaba un estandarte con la imagen de Jesús y María.

Después del éxito de Orléans, quiso coronar inmediatamente al Delfín en Reims, sin embargo, esto se demoró por mérito de sus consejeros. Sólo cuando ella obtuvo un éxito decisivo contra Talbot -uno de los comandantes ingleses más notorios- en Patay, el Delfín sería conducido a Reims y coronado como rey de Francia en la catedral.

Se dice que luego de esto, Juana de Arco quiso retirarse pues su misión estaba cumplida; sin embargo el fervor popular la hicieron seguir adelante en ofensivas cuyo resultado fue desastrozo debido al pobre apoyo prestado por el Delfín, quien era aconsejado contra ella por figuras cercanas a él que la envidiaba y temían que su figura llegara a tener demasiado poder e influencia. Por un lado el ataque a París fue llevado a cabo sin el soporte de suficientes fuerzas armadas. Poco después vendría el ataque que marcaría el inicio del fín para Juana.

Atrapada y enjuiciada

Fue en el asedio a Compiègne donde comenzaría la última aventura de su vida. Capturada por los Borgundios en pleno asedio, fue vendida a los ingleses. Se dice que el Delfín hizo todo lo posible por salvarla, pero es dudoso debido también al cause diplomático que iba tomando la guerra, en donde no encajaba e incluso dificultaba.

Ya en poder de los ingleses, Juana de Arco fue acusada de herejía y todos los hechos que hasta ese momento le habían sido favorables fueron tornados en su contra en Rouen, en un proceso inquisitorial: las voces que oía en su cabeza fueron atribuídas al demonio, se le cuestionó su posición en el campo de batalla, su vestimenta de hombre, sus alucinaciones y durante una breve temporada fue interrogada tratando de encontrar alguna contradicción o algún hueco que demostrara su papel como hechicera.

Se dice que el proceso al cual fue sometida estuvo lleno de irregularidades, muchas de ellas seguramente provocadas por los ingleses quienes debían de hacerla parecer una figura maligna, bruja herética adoradora del diablo para que sus tropas no temieran combatir a quienes habían probado que dios estaba de su lado, ya que su reputación había superado las fronteras francesas y estaba estaba sembrando la desconfianza y el temor en el ejército inglés. Entre las irregularidades del juicio se encuentra el no haber podido apelar al papa para que revisara su caso.

Juana convertida en mártir

Durante el proceso inquisitorial, Juana de Arco siguió atrayendo motivos para desprestigiarla, como el ser encontrada vestida de hombre en su celda y fue encontrada culpaple de herejía y sentenciada a la muerte en la hoguera. Llegó a arrepentirse de que sus afirmaciones eran de origen divino y pudo cambiar su sentencia por la de cadena perpetua, sin embargo al reflexionar de lo ocurrido volvió a afirmar que todo era legítimo y de origen divino, por lo cual la anterior sentencia aplicó. La hoguera en que fue quemada fue arreglada de manera que su muerte fuera más lenta y dolorosa; se dice que incluso el verdugo estaba en desacuerdo con tal medida. Murió entre gritos y rezos a Jesús, a los 19 años el 30 de Mayo de 1431, fecha que se recordará por siempre, pues es celebrada en su nombre en Francia.

Casi dos décadas más tarde, Carlos VII usó su influencia para revisar el proceso de Juana de Arco y fue rehabilitada por el papa Calixto III. En 1909 fue beatificada y canonizada en 1920, año en que fue proclamada la patrona de Francia y celebrada como heroína nacional y unificadora del pueblo francés, papel que realmente desempeñó en su tiempo.

Un hecho poco conocido relacionado con su historia es la historia de su compañero de armas Gilles de Rais, quien fue encontrado culpable confeso del asesinato brutal de cientos de niños después de sus aventuras guerreras al lado de Juana de Arco.

Fuente.