La paz de Nicias firmada por Esparta y Atenas tras la guerra del Peloponeso y que debía durar 50 años. Pero sólo duró tres años, porque una nueva figura, que había de resultar nefasta para los atenienses, reanudó las hostilidades. Se trataba de un sobrino de Pericles, llamado Alcibíades hijo de Clinias, que había nacido en el año 450 a. C., cuando su tío se hallaba en el poder. Alcibíades era el Heredero de su riqueza, de su figura arrogante y de su avasalladora oratoria, fue mimado por Atenas. Discípulo de Sócrates, hacía compatible la severa moral predicada por el gran filósofo con orgías tumultuosas en las que derrochaba el dinero como un sátrapa persa y cometía toda suerte de desmanes. Como alumno de Sócrates fue amante de su maestro en su juventud y con quien le uniría una sólida amistad toda su vida. Luchó en Potidea, donde Sócrates le salvó la vida, y en Delio, donde en esta ocasión fue Alcibíades quien salvó la vida al filósofo.
Alcibíades como líder militar de los griegos
Llegada la hora de su intervención en política, a la que estaba destinado por su nacimiento, Alcibíades sucedió al prudente Nicias en la dirección de los asuntos públicos y convenció a los atenienses para que reanudaran la guerra.
Los atenienses y él tuvieron que acudir en ayuda de su aliada Argos y sufrieron una contundente derrota a manos del rey espartano Agis en el istmo de Corinto y atacó a los espartanos en el mismo Peloponeso, pero fueron derrotados en Mantinea (418 a. C.) y se volvió a establecer el equilibrio anterior. La derrota provocó un cambio de política y Atenas se encaminó hacia nuevos frentes. La isla de Melos fue ocupada lo que motivó que entre los propios aliados de Atenas se desarrollara cierta desconfianza.
No obstante, volvió a pensar en otra expedición contra Esparta. Su idea era muy amplia: se organizaría contra Siracusa, colonia doria en Sicilia, y, en general, contra esta isla, considerada como el granero de Esparta y en la que también existían otras riquezas codiciables, como madera para la construcción de naves y plata. El potente ejército ateniense se encaminó a la isla en el verano de 415 a. C. a su mando. Desafortunadamente la expedición no recibió el tratamiento esperado y la flota fue obligada a regresar a Atenas donde debía ser sometido a juicio. Temeroso ante la posibilidad de ser condenado, huyó durante el viaje y se refugió en Esparta, recibiendo la protección del rey Agis.
Aprovechó que la ciudad de Segesto, en la misma isla, había pedido ayuda a los atenienses contra Siracusa, y esto acabó de convencer a la Asamblea ateniense que aprobó el proyecto. Pero la víspera de la partida de la flota, que había de mandar el propio Alcibíades, celebró éste una de sus habituales orgías, en el curso de la cual fue mutilada una estatua del dios Hermes. Sus enemigos le acusaron de sacrilegio, pero el orgulloso joven (tenía entonces 35 años) se negó a presentarse ante el tribunal y huyó de la ciudad encaminándose a Esparta, donde denunció todos los preparativos atenienses.
Traición a Atenas y alianza con Esparta
Cuando a mediados del año 415 a. C. salió la escuadra ateniense, siguiendo el antigüo plan de Alcibíades, al mando de Nicias y Lamacos, los espartanos habían enviado ya apoyo a Siracusa, y los atenienses no pudieron conseguir sus objetivos, pese a los refuerzos que se recibieron de su ciudad al mando de Demóstenes. Los espartanos dirigidos por Gylipos rompieron el cerco de Siracusa y aniquilaron a los atenienses, provocando la deserción de buena parte de sus aliados en Jonia. Demóstenes y Nicias fueron degollados y todos los supervivientes atenienses encerrados en miserables cárceles, donde murieron de hambre, o fueron vendidos como esclavos.
Completó su traición señalando a los espartanos el camino de Atenas: si se fortificaban en la plaza fuerte de Decelia, a 24 kilómetros de Atenas, les sería fácil hacer imposible la vida en la ciudad, al tiempo que el asedio provocaría la deserción de sus ciudades aliadas. Así ocurrió, y Atenas agotó sus últimos recursos en la construcción de una escuadra que se estacionó en Samos.
Traición a Esparta y alianza con Persia
Durante su estancia en Esparta, sedujo a la esposa de su benefactor Agis, la bella Timée. Agis dispuso el asesinato del ateniense pero Alcibíades consiguió escapar, huyendo a la corte del sátrapa Tisafernes donde se refugió. Pronto consiguió que Darío II rompiera la alianza con Esparta al tiempo que prometió ayuda persa a la flota ateniense a cambio de una mayor aportación aristocrática en el gobierno de la ciudad. Se puso de acuerdo con el sátrapa Tisafernes, que prometió ayudar a Atenas. Pudo contemplar como Atenas vivía graves conflictos de carácter social y político, resueltos cuando los partidarios de la oligarquía y los demócratas llegaron a un entendimiento. La única salida a la tensión que se vivía en el Atica era una guerra, y se presentó en su ciudad donde fue clamorosamente recibido y nombrado nuevamente jefe de la escuadra. Venció a los espartanos en Abydos (411 a. C.) y en Cízico (410 a. C.). Estos triunfos reanimaron a Atenas, que se negó a oír las propuestas de paz que Esparta le hacía.
En Esparta, en este tiempo, un gran jefe militar llamado Lisandro, futuro enemigo de Alcibíades, comprendió que el triunfo definitivo sobre su constante rival no podría alcanzarse si no era por mar. Contando con el apoyo persa que se hizo cuantioso, dedicó todos sus esfuerzos a la construcción de una escuadra, a pesar de lo cual cayó del poder, siendo sustituido por Calicrátides. También había perdido otra vez el apoyo de su ciudad, con lo que la escuadra ateniense fue encomendada a Conón. Éste y Calicrátides, si su apoyo, libraron la batalla de las islas Arginiusas (406), ganada por los atenienses, pero que constituyó el canto del cisne del poderío naval de Atenas. Porque vuelto Lisandro al poder, y Atenas sin Alcibíades, al año siguiente logró la decisiva victoria de Egos Pótamos, en la que el poderío naval ateniense quedó definitivamente destruido.
El fin de Alcibiades y la derrota de Atenas
La ciudad de Atenas fue sitiada en el año 404 y tomada por hambre, en el mismo año en que Alcibíades moría asesinado en Persia. Un gravoso tratado le fue impuesto a la ciudad reina de Grecia: había de entregar todas sus naves, excepto doce; se disolvería la Confederación de Delfos, viéndose Atenas obligada a formar parte de la Liga del Peloponeso, y fueron destruidos los Largos Muros y las demás fortificaciones de la ciudad. Cleofón, caudillo de los demócratas, fue ejecutado en tanto que Lisandro establecía un gobierno dirigido por el jefe de los aristócratas, “Teramenes”, y que fue llamado de los “Treinta Tiranos”. Se dice que en la tradición literaria, Alcibíades personifica la unión de vicios y virtudes en una misma persona.