Biografía de Albert Einstein

Biografía de Albert Einstein

Albert Einstein nació en Ulm el 14 de Marzo de 1879. Fue un físico estadounidense de origen alemán. Se trasladó a Munich con su familia antes cumplir dos años, y permaneció hasta 1895, período en el cual vio su vida trastornada cuando su familia se trasladó a Italia después del hundimiento de la firma eléctrica donde trabajaba su padre en Munich.

Era en un principio tímido y retraído, con dificultades en el lenguaje y lento para aprender en sus primeros años escolares; recibió conocimientos de álgebra de parte de su tío quien le decía “…cuando el animal que estamos cazando no puede ser apresado lo llamamos temporalmente “x” y continuamos la cacería hasta que lo echamos en nuestro morral” y su madre también lo impulsaría desde niño impartiéndole clases de violín. Otro de los tíos incentivó sus intereses científicos en su adolescencia proporcionándole libros de ciencia. Según relata él mismo en su autobiografía, de la lectura de estos libros de divulgación científica nacería un constante cuestionamiento de las afirmaciones de la religión; un libre pensamiento decidido que fue asociado a otras formas de rechazo hacia el Estado y la autoridad. Un escepticismo poco común en aquella época, a su propio decir. El colegio no lo motivaba, siendo excelente en matemáticas y física pero deficiente en las otras materias.

De pensamiento libre y desafiante de la autoridad, su paso por el Gymnasium (instituto de bachillerato), sin embargo, no fue muy gratificante: la rigidez y la disciplina militar de los institutos de secundaria de la época de Bismarck le granjearon no pocas polémicas con los profesores: “tu sola presencia mina el respeto que me debe la clase”, le dijo uno de ellos en una ocasión. Otro le dijo que nunca llegaría a nada.

Dejado en Munich para que terminara el año escolar, decidió muy pronto abandonar el curso y reunirse con su familia en Italia, cuando aún le faltaban tres años para terminar su educación media.

Durante este período empezó a contemplar los efectos del movimiento a la velocidad de la luz, un rompecabezas cuya resolución cambiaría para siempre el mundo de la física. Después de haber dejado el Gymnasium la familia de Einstein intentó que éste ingresara en el Instituto Politécnico de Zúrich, pero al no tener el título de bachiller, fue rechazado; no obstante, el director del instititu quedó impresionado por los resultados de Albert en las pruebas de ciencias y lo instó a terminar el bachillerato y posteriormente ingresar al politécnico. Así lo hizo el joven y fue enviado a Aarau para terminar su bachillerato, lo cuál realizó en 1896 a la edad de 16 años. Ese mismo año entró al Instituto Politécnico de Zúrich, ingresando en la Escuela de orientación matemática y científica, y con la idea de estudiar física.

Pero en Suiza, los caminos que tuvo que recorrer no fueron fáciles. Llegó a conocer el hambre, la segregación académica ─por no ser suizo─ y también llegó a casarse con una joven matemática croata, Mileva Maric, luego de haber terminado sus estudios, en el año 1900, y de haber obtenido la nacionalidad suiza.

En esta época se refería con amor a su mujer Mileva como “una persona que es mi igual y tan fuerte e independiente como yo”. Abram Joffe, en su biografía de Einstein, argumenta que durante este periodo fue ayudado en sus investigaciones por Mileva. Esto se contradice con otros biógrafos como Ronald W. Clark, quien sostiene que la pareja llevaba una relación distante que le proporcionaba la soledad que su trabajo requería.

Un destino incierto

Con la graduación llegó el final de la asignación que su familia le pasaba y tuvo que buscar trabajo. Con nulas recomendaciones ─más tarde recordó que “no estaba en buenas relaciones con ninguno de sus anteriores maestros”─, no pudo encontrar ningún trabajo permanente y tuvo que sobrevivir trabajando como maestro dictando clases particulares y/o a tiempo parcial. Luego de dos años de empleos esporádicos, se volvió a beneficiar de la amistad de Marcel Grossmann, a quién había conocido en sus tiempos de estudiantes del Instituto Politécnico de Zurich, que por aquel entonces estaba enseñando matemáticas.

A través de su contacto familiar, Grossmann consiguió para Einstein un puesto como experto técnico de tercera clase en la Oficina de Patentes suiza en Berna, lugar donde debido a su buen desempeño tuvo tiempo para desarrollar sus estudios particulares. Durante este periodo de tiempo trabajaba en ciencias o invitaba a algunos amigos a su apartamento para hablar de física, filosofía y literatura. Estas reuniones solían ser animadas y ruidosas y duraban hasta altas horas de la noche, hasta la irritación de sus vecinos. Aunque era más bien un hombre solitario, la oportunidad de desarrollar ideas y probarlas sobre los agudos intelectos de sus amigos era valiosísima.

El aporte de Albert Einstein a la ciencia

En 1905 a la edad de 26 años finalizó su doctorado presentando una tesis titulada Una nueva determinación de las dimensiones moleculares. Ese mismo año escribió cuatro artículos fundamentales sobre la física de pequeña y gran escala. En ellos explicaba el movimiento browniano, el efecto fotoeléctrico y desarrollaba la relatividad especial y la equivalencia masa-energía. Ese trabajo sobre el efecto fotoeléctrico le proporcionaría el Premio Nobel de física en 1921.

Realizó investigaciones sobre teoría cinética de los gases, estadística, cálculo de coeficientes de radiación y absorción, reacciones fotoquímicas y teoría de los calores específicos. La contribución más importante en el campo de la física reside en la teoría de la relatividad restringida, enunciada en 1905, y la teoría de la relatividad general, que formuló en 1916, las cuales supusieron una ruptura con las ideas de la física clásica, surgida de las nociones de lo cotidiano, cuya insuficiencia emana de las conclusiones de la teoría. Sin embargo, Einstein reivindicó para la física el valor de una notación directa de la realidad, en lugar de asignarle la validez que corresponde a una formulación matemática y a un lenguaje.

A partir de 1927 llevó a cabo una intensa labor de crítica de la interpretación de la mecánica cuántica, llamada de Copenhague, objetando que la misma despreciaba una parte de parámetros necesarios a la descripción del movimiento.

En los últmos años de su vida, dio los fundamentos de una teoría unitaria consistente en la reunión de gravitación y electromagnetismo en un mismo esquema geométrico, más complejo que el utilizado en la relatividad general. En 1921 le fue concedido el premio Nobel de Física por su descubrmiento de la ley del efecto fotoeléctrico. Asimosmo fue miembro honorífico de numerosas academias y sociedades científicas. Las teorías de Einstein, junto con las primeras experiencias en el campo de la física nuclear y la formulación de la mecánica cuántica, señalan el momento de ruptura con las teorías clásicas y el nacimiento de la física moderna.

En esos primeros años Albert Einstein plantea su famosa relación E = mc^2, el producto de la masa por el cuadrado de la velocidad de la luz dan la energía asociada a una masa. Masa y energía son dos formas equivalentes. Esto produjo una revolución en nuestra comprensión de la física del Sol y las estrellas y constituye la base de la energía nuclear.

En 1916 dio a conocer su teoría general de la relatividad, en un periodo pleno de vivacidad y alegría. Escribió a uno de sus amigos: “En el curso de este último mes he vivido el periodo más excitante de mi vida y el más fructífero”. En la relatividad general, geometriza la gravitación. Una masa deforma el espaciotiempo a su alrededor y Einstein proporciona las matemáticas que permiten calcular punto a punto la “geometría” en la vecindad de una masa.

Personalidad

Einstein era probablemente era el científico más famoso del mundo, una gran leyenda en su época de vida, y desde luego después de su muerte. Era genuinamente un hombre muy modesto que huía de la fama y de la autoridad, y siempre se quejaba de que la fama y la autoridad era su destino, y decía una y otra vez: “a mí me parece de mal gusto y de una manera fea, elegir un par de individuos para admirarlos, atribuyéndoles poderes superpoderosos de la mente. Este ha sido mi destino y el contraste entre el cálculo de mis poderes y la realidad es algo grotesco”.

En otra ocasión dijo: “entre más famoso me convierto, más tonto me siento”. Es un fenómeno por demás común. Aun así, estaba extremadamente satisfecho con el hecho de que si se tenía que honrar a un individuo, esto iba hacia aquellos que en un momento dado lograban hechos en el campo de la ciencia y la cultura, y no en la política y la conquista.

Acerca de su súbita posición como personaje célebre, escirbió en una carta a Hedi Born, esposa de Max Born, con fecha del 12 de abril de 1949:

Me interroga sobre mi actitud ante la vida. Prefiero dar que recibir, en cualquier circunstancia; no doy importancia a mi persona, ni a la acumulación de riquezas; no me averguenzo de mis debilidades, ni de mis errores y tomo instivamente las cosas con humor y equidad. Existen muchas personas como yo y no comprendo en absoluto que se haya hecho de mí una especie de ídolo. Es, sin duda, tan incomprensible como el misterio de una avalancha, donde un solo grano de polvo basta para desencadenarla, y que toma un camino bien determinado.

Habiendo vivido dos guerras mundiales, siempre mostró un gran escepticismo en cuanto a las cualidades del hombre:

Sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro de lo primero.

Su actitud racionalista, pero no atea, se ve reflejada en la siguiente cita:

Creo en el Dios de Spinoza, que se revela en la armonía de las cosas, pero no en un Dios que esté interesado en el destino individual de cada individuo.

Su afán incansable y no comprometido por alcanzar un mínimo de comprensión del universo fue una constante en su vida:

Quisiera saber cómo Dios creó el mundo. No estoy interesado en fenómenos específicos, ni en el espectro de un elemento químico. Quiero conocer Sus pensamientos, lo demás es detalle.

Einstein defendió a ultranza los valores morales aportados por las religiones, considerando a los grandes personajes religiosos incluso más importantes que los genios científicos. Consideró indispensable sus aportaciones éticas:

Nuestros tiempos se caracterizan por descubrimientos científicos extraordinarios y por sus aplicaciones prácticas. ¿Quién no queda impresionado por ello? No obstante, no olvidemos que el conocimiento y las aptitudes técnicas no llevan a la humanidad a una vida digna y feliz. La humanidad tiene todo su derecho a colocar a aquellos que expresan valores morales por encima de aquellos que descubren la realidad objetiva. Lo que la humanidad debe a Buda, Moisés y Jesús es mucho más importante que el éxito de las investigaciones realizadas por las mentes de científicos. La humanidad debe defender con todas sus fuerzas las enseñanzas de estos grandes hombres si no quiere perder su “raison d’etre”, la certidumbre de su destino y la alegría de su existencia.

En un artículo titulado “Why Socialism?” (Por qué el Socialismo) del Monthly Review, en mayo de 1949, Albert Einstein hace una interesante reflexión:

El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población.

Huída de la Alemania nazi

En 1914, justo antes de la Primera Guerra Mundial, Einstein se estableció en Berlín y fue escogido miembro de la Academia Prusiana de Ciencias y director del Instituto de Física Káiser Wilhelm. Su pacifismo y actividades políticas pero, especialmente, sus orígenes judíos, irritaban a los nacionalistas alemanes.

Sus teorías comenzaron a sufrir una campaña organizada de descrédito. Su matrimonio tampoco iba bien. El 14 de febrero de 1919 se divorció de Mileva Maric y el 2 de junio de 1919 se casó con una prima suya, Elsa Loewenthal, cuyo apellido de soltera era Einstein: Loewenthal era el apellido de su primer marido, Max Loewenthal. Elsa era tres años mayor que Albert Einstein y le había cuidado tras sufrir una crisis nerviosa combinada con problemas del sistema digestivo. Einstein y Elsa no tuvieron hijos. El destino de la hija de Albert y Mileva, Lieserl, nacida antes de que sus padres se casaran o encontraran trabajo, es desconocido. Algunos piensan que murió en la infancia y otros afirman que fue entregada en adopción. De sus dos hijos el segundo, Eduard, sufría esquizofrenia y fue internado durante largos años muriendo en una institución mental. El primero, Hans Albert, se mudó a California donde llegó a ser profesor universitario aunque con poca interacción con su padre.

Tras la llegada de Adolfo Hitler al poder en 1933, las expresiones de odio por Einstein alcanzaron niveles más elevados. Fue acusado por el régimen nacional socialista de crear una “Física judía” en contraposición con la “Física alemana” o “Física aria”. Algunos físicos nazis, incluyendo físicos tan notables como los premios Nobel de Física Johannes Stark y Philipp Lenard, intentaron desacreditar sus teorías. Los físicos que enseñaban la Teoría de la relatividad como, por ejemplo, Werner Heisenberg, eran incluidos en listas negras políticas.

Abandonó Alemania en 1933 con destino a Estados Unidos, donde se instaló en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton y se nacionalizó estadounidense en 1940.

Su idea de un gobierno mundial

Originario de una familia judía asimilada abogó por la causa sionista, aunque hasta 1947 se había mostrado más partidario de un estado común entre árabes y judíos. El Estado de Israel se creó en 1948. Cuando Chaim Weizmann, el primer presidente de Israel y viejo amigo de Albert, murió en 1952, Abba Eban, embajador israelí en EE.UU., le ofreció la presidencia. Einstein rechazó el ofrecimiento diciendo “Estoy profundamente conmovido por el ofrecimiento del Estado de Israel y a la vez tan entristecido que me es imposible aceptarlo”. En sus últimos años fue un pacifista convencido y se dedicó al establecimiento de un utópico Gobierno Mundial que permitiría a las naciones trabajar juntas y abolir la guerra. Enn estos tiempos lanzó el conocido Manifiesto Russell-Einstein que convocaba a los científicos para unirse en favor de la desaparición de las armas nucleares, dicho documento inspiró la posterior fundación de las Conferencias Pugwash que en 1995 se hicieron acreedoras del Premio Nobel de la Paz.

La bomba atómica

Einstein advirtió del potencial energético del uranio al presidente de Estados Unidos, Franklin Roosvelt. Con lo que quizá no contó es que la sugerencia de tomar al uranio como una importante fuente de energía sería utilizada años más tarde, para la creación de la primera bomba atómica.

“Un trabajo reciente de E. Fermi y L. Szilard, el cual se me ha comunicado a través de un manuscrito, me lleva a esperar que el elemento uranio sea utilizado como una nueva e importante fuente de energía en el futuro inmediato”, señaló en una carta redactada el 2 de agosto de 1939.

En el mismo documento, explicó que una reacción en cadena de uranio, permitiría crear bombas capaces de desaparecer grandes extensiones territoriales.

Una bomba de este tipo, almacenada en un barco y detonada en un puerto podría perfectamente destruir el puerto entero y parte del territorio que le rodea.

Fue en 1940 cuando Estados Unidos creó el proyecto Manhattan, que tuvo a su cargo la construcción de las primeras bombas atómicas.

Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos detonó dos bombas atómicas en Japón, primero en la ciudad de Hiroshima y después en Nagasaki. A partir de ahí, la relación Einstein-energía nuclear estaría en el ojo de la tormenta.

En mayo de 1946 Einstein fue nombrado presidente del Comité de Emergencia de Científicos Atómicos, con el propósito de tener bajo control el manejo de la energía nuclear. Desde ahí pugnó por el desarme nuclear, se pronunció en contra del rearmamento de Alemania, y criticó las políticas implementadas por Estados Unidos durante la guerra fría.

Su activismo continuaría casi hasta el día de su muerte el 18 de abril de 1955, año en el que se unió al reclamo del filósofo y matemático Bertrand Rusell por limitar el armamento nuclear. Así continuaría la cruzada contra la era que años atrás fuera iniciada tras descubrir las propiedades del uranio, elemento esencial en una bomba atómica, de las que el mismo Einstein informó al presidente de Estados Unidos.

Una nueva era armamentista, creada paradójicamente, con la ayuda indirecta de un pacífico y excepcional científico.

Fuente.